domingo, 11 de diciembre de 2011

Era una mañana agitada, más o menos rondaban las 8:30 de la mañana, cuando un señor mayor de unos 80 años llegó al hospital para que le sacasen unos puntos de su pulgar. El señor dijo que estaba apurado, y que tenía una cita a las 9 en punto.
Comprobé sus señales vitales y le pedí que tomara asiento. Sabía que le iba a tomar más de una hora. Le vi mirando su reloj y, ya que no estaba atendiendo a nadie más, fui a comprobar que todo estaba bien; y así fue, todo estaba en orden, así que decidí quitarle los puntos de sutura.
Mientras le curaba la herida le pregunté si tenía consulta en otro médico.
Él me dijo que no, que tenía que ir al geriátrico a ver a su mujer. Le pregunté que qué le pasaba, y él me dijo que llevaba 5 años ingresada por causa del alzheimer.
Le pregunté si ella se enfadaría si llegaba tarde...
...
Me respondió, que hacía tiempo que no sabía quien era él.
Le pregunté: "pero si no le reconoce, ¿por qué va a verla todos los días?"
y él me contestó algo que me marcó.

"Puede que ella no sepa quien soy. Pero yo, todavía.. sé quien es ella"

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